Joan Manuel Serrat
No esperes
No esperes que un hombre muera
para saber que todo corre peligro,
ni a que te cuenten los libros
lo que están tramando ahí fuera.
No esperes a que te den los planos
para satisfacer tu curiosidad,
ni a que el aire también sea de pago
para gozar el placer de respirar.
No esperes golpes de suerte,
seguirás a su merced,
mientras haya gente que
trafique con la muerte.
No esperes de ningún modo
que se dignen a consentir
tu acceso al porvenir
los que hoy arrasan con todo
No esperes a que se acaben
para desear las cosas más que nunca,
ni a responder las preguntas
cuando los otros se callen.
No esperes el consentimiento,
nia que te proporcionen un manual,
ni a que el horóscopo te sea propicio,
ni a que el cielo te mande te mande una señal.
No esperes golpes de suerte...
No esperes de ningún modo....
Son casi las siete de la mañana, todo está muy oscuro y las
farolas aún permanecen encendidas. Observo el día tras la
vidriera apartando casi de manera intermitante el vaho que
empaña parte del cristal. Veo un hombre correr tras un taxi,
la lluvia es cada vez más intensa y el frío aprieta la piel
bajo la ropa. Apoyo mi cabeza en un trozo de pared, me inunda
el sueño. Un ruido espanta en las calles, ese hombre que corría
está ahora en el suelo, inmóvil, la luz de los faros de un
coche lo enfocan. El taxi que irremediablemente lo tuvo que
ver por el retrovisor se fugó, y enseguida la policía y miles
de espectadores alrededor, pero no hay testigos...dicen que
está muerto.
Un extranjero que vende pañuelos de papel , huye nervioso -
no tendrá la documentación -, una señora que abría su tienda,
afirma haber estado de espaldas mientras tuvo lugar el suceso,
y yo, que estaba allí sentado, no me atrevo ni a alterarme,
estoy bien dentro de este local, no quiero mojarme, no quiero
gastar mi voz.
Puede que ese hombre que yace se dirigiera unos minutos antes,
como una mañana cualquiera a su trabajo, habiéndose despedido
con un beso en la frente de su mujer y sus hijos, puede también
que tuviera planes de futuro y una agenda llena de números de
teléfono de sus amigos; puede que estuviera en esta ciudad sólo
y cansado y harto de estupideces se dirigiera a un taxi que le
llevase a una estación, para coger un tren y encontrarse de
regreso hacia alguna provincia donde estaba feliz y completo.
este hombre que parece estar muerto...podría ser yo, que tengo
mujer, hijos, agenda, amigos y ciudad natal, pero no esperes
que haga algo señora conciencia, tengo prisa y me empieza a
doler el corazón.
Carmen Pérez-Milá