Aparecido en EL PAÍS, Febrero del 93.
"EL PEATÓN CHOCÓ CONTRA MI COCHE
Y SE METIÓ DEBAJO"
Algunas de las disparatadas frases que los automovilistas
escriben
en el parte de accidente:
"El tío estaba por toda la calle y tuve que hacer algunas
maniobras bruscas antes de atropellarle". Descifrar las
declaraciones de algunos automovilistas involucrados en un
accidente de tráfico obliga muchas veces a los jueces a efectuar
verdaderos ejercicios de interpretación. Después de un siniestro,
los implicados resumen ante el juez -se les pide que lo mas
escuetamente posible- lo ocurrido. El nerviosismo y el
apasionamiento por exculparse del presunto infractor originan a
veces relatos esperpénticos. Un funcionario judicial de la plaza
de Castilla ha compendiado algunos de ellos. Por los juzgados
corren las fotocopias con los casos mas divertidos.
Peatones Peligrosos
"Estaba convencido de que el vejete", explicaba un conductor, "no
llegaría nunca al otro lado de la calzada cuando le atropelle".
Algunos automovilistas, guiados por un irrefrenable animo de
autoexculpación, como el anterior y el siguiente, pierden por
completo la objetividad a la hora de describir el siniestro. "El
peatón no sabia en que dirección correr, así que le pase por
encima". En el siguiente caso, el declarante deja entrever que el
peatón no le dio otra opción que arrollarle : "El peatón choco
contra mi coche y se metió debajo".
Otros conductores revelan que atropellaron al peatón para evitar
un mal mayor: "para evitar chocar con el parachoques del coche de
delante", narra el presunto infractor, "atropelle al peatón".
Hechos Imposibles
Algunos no encuentran una explicación racional al suceso y se
amparan ante el juez en fenómenos paranormales. Como el siguiente:
"un coche invisible que salio de la nada me dio un golpe y
desapareció". "Llevaba", dice otro en su declaración, "40 años
conduciendo cuando me dormí al volante".
"Cuando llegué al cruce apareció de pronto una señal donde nunca
había habido una señal de stop antes y no pude parar a tiempo".
"Había estado todo el día comprando plantas", detalla otro
afectado, "y cuando llegué al cruce, un arbusto surgió de pronto
oscureciendo mi visión y no pude ver el coche que venia".
Los hay también que les cuesta comprender que pasó exactamente.
Cuenta uno: "Volviendo al hogar me metí en la casa que no es y
choqué contra el árbol que no tengo".
En un caso, el automovilista inmiscuye a la madre de su esposa,
que le acompañaba en el viaje, en el accidente: "Saqué el coche
del arcén, miré a mi suegra y me fuí de cabeza al terraplén".
Postes Móviles
El siguiente atribuye la distracción a un insecto: "Tratando de
matar una mosca, choque contra el poste de teléfonos". Según otro
afectado fue también un poste de teléfonos la causa de su
siniestro: "el poste se estaba acercando y, cuando maniobré para
salirme de su camino, choqué de frente".
Choques Inevitables
No faltan tampoco los relatos en los que el automovilista dice
haber sido víctima del otro vehículo. "Choqué contra un camión
estacionado que venia en dirección contraria"; "un camión
retrocedió a través de mi parabrisas y le dio a mi mujer en la
cara".
Otro conductor remata: "El otro coche chocó con el mio, sin previo
aviso de sus intenciones".
Después del Accidente
"Le dije al policía que no estaba herido, pero cuando me quité el
sombrero", evoca un afectado, "descubrí que tenía fractura de
cráneo".
El siguiente automovilista describe las circunstancias posteriores
al accidente que padeció: "Cuando el coche abandonó la calzada,
salí despedido; mas tarde", recuerda, "me encontraron en un hoyo
unas vacas sueltas".
Otro conductor da por sentado la involuntariedad que precedió al
siniestro: "Mi coche estaba correctamente aparcado cuando,
retrocediendo, le dio al otro coche".
Mas casos: "Creí que el cristal de la ventanilla estaba bajado,
pero me di cuenta de que estaba subido cuando saque la cabeza a
través de ella".
Hay también declarantes que recuerdan el aspecto del, según ellos,
responsable del suceso: "La causa indirecta del accidente fue un
tipo bajito en un coche pequeño, con una boca muy grande". Otro
describe con precisión el sufrimiento de la víctima: "Vi una cara
triste moviendose lentamente cuando el señor mayor reboto en el
techo de mi coche".
EL HOMBRE QUE SE APEO POR UNA NECESIDAD
Uno de los relatos sobre accidentes que mas carcajadas ha
despertado entre abogados y empleados de algunas compañías de
seguros de Madrid es el siguiente:
Sucedió que un automovilista detuvo el coche en el arcén y,
apremiado por sus necesidades fisiológicas, se ocultó en unos
arbustos muy próximos a la vía. Mientras tanto, un camión de gran
tonelaje, que viajaba en la misma dirección, embistió por detrás
a su turismo.
Días después, este hombre se dirigió por escrito a su compañía de
seguros y, mas o menos, describió así los pormenores del
siniestro, según recuerda el abogado de una importante aseguradora
madrileña: "Circulando normalmente por la carretera con mi
automóvil me entraron ganas de hacer del cuerpo, por lo que paré
el vehículo en el arcén y me fuí a hacerlo a unos matorrales
cercanos, y cuando estaba con los pantalones bajados", explicaba,
"vino el contrario y me dio por detrás con el basculante" [del
camión].
Manu Coloma.